Tenía amigos en todos lados, se podía contar con él cuando se necesitaba ayuda; amoroso con sus hijos, preocupado siempre por el sustento de su familia. A Eduardo le gustaba cocinar, para su esposa, sus amigos, su familia; le gustaba invitar a su casa y cocinar los platos típicos de su provincia. Tenía orgullo de ser lojano, sus raíces eran parte fundamental de su identidad; viajó a Quito a temprana edad en busca de un mejor futuro, pero conservaba a sus amigos de la infancia y el amor por su tierra.
Homenaje en su memoria
Elaborado por: Diego Carrión Sánchez & Ana Cristina Santander